Ya ha pasado un tiempo considerable desde que empezaste con tu relación y es probable que ahora, sientas el vacío que genera una crisis de pareja.

Tal vez te preguntas:

  • ¿Estoy realmente en una relación que no funciona?
  • ¿Será que estoy montándome mis propias películas y en realidad no es para tanto?

Este es el proceso inevitable por el que ha pasado o pasará tu relación

Hoy eres un día mayor que ayer.

Ese libro que tienes en tu estantería ha empezado a coger un tono amarillento.

Hace un día que te lavaste el pelo, y ya está más sucio y enredado que ayer.

Nos pasamos la vida conviviendo con el desorden y la pérdida progresiva de la fuerza, intensidad, o perfección de las cosas y de las personas que nos rodean.

El desorden forma parte de nuestra naturaleza, forma parte de la vida, de todo lo que seas capaz de imaginar en este instante, desde una piedra hasta la Luna.

La ENTROPÍA es la tendencia natural al agotamiento y a la pérdida de orden. Y como esto va de relaciones de pareja, ya estarás imaginando por dónde voy.

Sí, tu relación de pareja también vive bajo los efectos de la entropía.

Es así, no pretendo ser dramática ni negativa, pues conociendo el funcionamiento de las relaciones, podemos vivirlas desde la responsabilidad y el conocimiento.

Las relaciones empiezan con la dopamina, organizando una fiesta que ya las querrían en Ibiza.

Pero no contenta con eso, cuela en la fiesta sustancias de legalidad dudosa como las endorfinas y la serotonina, ya sabes, para un subidón sin precedentes.

LOS PRIMEROS MESES DE UNA RELACIÓN NO SON REPRESENTATIVOS.

¿Qué viene detrás de la fase de enamoramiento?

La situación idílica del inicio de una relación es el equivalente a un bebé recién nacido, a un libro totalmente nuevo o a tu pelo cuando acabas de salir de la peluquería: siempre tenderán al envejecimiento, al agotamiento, y al desorden.

No es que la otra persona haya cambiado, sino que se te caen las gafas del enamoramiento, y empiezas a percibir la realidad

7 pensamientos acechantes cuando vivimos en una relación de pareja que ha empezado a agrietarse.

1.- “Ya me da igual”

Pasas de un estado de interés y atención, a sentir indiferencia por lo que ocurre dentro de tu relación, y por la vida de tu pareja. No le deseas nada malo, pero debes hacer un esfuerzo por mostrar interés.

Imagina que tu pareja ha vuelto a hacer ese comentario que tanto te molesta. En otro momento, le habrías dicho que eso te molesta y habrías intentado que reconociera su error para no repetirlo.

Pero cuando estás en esta fase de impasibilidad, aunque sigue molestándote, te lo guardas y optas por no gastar energía en tu relación.

2.- “Yo eso no lo he dicho”

Te despojas de toda responsabilidad, buscando de manera inconsciente excusas y respuestas rápidas para situaciones que necesitarían de una conversación profunda, que, por otro lado, quieres evitar a toda costa. Cuanto más tiempo puedas pasar lejos de tu pareja, mejor.

Es muy común utilizar el móvil o el ordenador para evadirte de tu pareja y esquivar una potencial discusión, incluso llegando a ignorar su presencia. De esta manera también se evita retomar asuntos dolorosos o incómodos que se han podido conversar de malas maneras en algún momento, y que influyen en la propia crisis de pareja.

3.- “Antes no era así”

Recuerda que el proceso inicial de enamoramiento es transitorio, así que es posible que esa persona no haya cambiado, simplemente que ahora eres capaz de verla tal cual es, sin adornos ni colores pastel.

Si cuando esto ocurre desaparece la admiración, es cuando empiezas a ver a tu pareja como “uno o una más”, y te fijas de manera continua en todos sus defectos. Además, te aseguras de que lo sepa, esperando así que cambie.

Digamos que tu pareja siempre te ha dicho que no le gusta viajar. Y de repente, te das cuenta de que todos tus planes vacacionales no le gustan. Te frustras: “no puedo hacer nada de lo que me gusta contigo”.

Si te hablas con sinceridad, verás que desde el principio las señales de que a tu pareja no le gusta viajar estaban ahí, solo que lo justificaste o hiciste la vista gorda con la esperanza de que acabaría cediendo o cambiando.

Pero recuerda que la regla número #1 al iniciar una relación es aceptar a la otra persona tal y como es, y verla tal y como es, en lugar de como a ti te gustaría que fuera, o será el comienzo de una crisis de pareja.

4.- “Ojalá diera él/ella el paso de dejar la relación”:

¿Te sorprendes imaginando cómo sería tu vida sin esa persona a tu lado? Puede que incluso pienses que la ruptura de la relación supondría situaciones muy duras al principio, pero que valdría la pena al final.

Cuando estás tomando algo con un amigo o amiga te relajas y empiezas a desahogarte con frases como: “no puedo más con esta situación”, “si vuelve a ocurrir algo así voy a dar el paso”.

Al final, la decisión ya la has tomado internamente, pero necesitas que ocurra algo muy fuerte, un detonante, llegar a una situación límite que no deje lugar a dudas, y solo entonces, decir adiós.

Dar el paso de poner fin a una relación conlleva una responsabilidad que no todo el mundo está dispuesto a asumir en una crisis de pareja

5.- “Mejor no se lo digo”

Trabajar la comunicación de pareja supone dejar a la intemperie tus sentimientos, te hace vulnerable, inviertes tu energía y tu tiempo.

Algo que no harás si vives en una situación de discusión constante, o si has hecho algo que asumes como doloroso para la otra persona y lo omites con el pretexto de que “no quieres que sufra”.

Puede que te hayas cruzado con una ex pareja mientras paseabas y hayáis intercambiado unas palabras o incluso un café, quizá has quedado con ese amigo o amiga que le genera inseguridad a tu pareja, pero prefieres que esas anécdotas queden fuera de las conversaciones íntimas.

En este caso, estás moldeando tu personalidad y forma de comunicarte, y lo ideal es que puedas sentirte totalmente libre de comunicar y expresarte sin miedo a reproches. Responsabilizándote de tus actos y de sus posibles consecuencias.

6.- “Tengo dudas de tener dudas”

Seguro que alguna vez has escuchado “si tienes que pensarlo, es que no le quieres”.

Lo cierto es que nada es blanco o negro. Así que, si tienes dudas, no te sientas mal por ello, de hecho, es muy saludable hacerse preguntas sobre tu relación cada cierto tiempo…

¡Es más! Incluso todos los días puedes preguntarte: ¿Elijo hoy continuar con este/a compañero/a de vida?

Ahora bien, si las dudas son muchas y muy recurrentes, es probable que necesites sentarte a solas y reflexionar sobre tus sentimientos, ver si estos han cambiado o si ha ocurrido algo que ha sobrepasado esos límites que para ti son tan importantes.

No existe la relación perfecta, existe la relación que es capaz de hacerse preguntas y encontrar respuestas sinceras

7.- “Es que no puedo romper”

Sabes que hay algo que está mal, incluso puede que tengas la certeza de que sigues en una relación con los días contados, pero has generado tal nivel de dependencia hacia esa relación y lo que supone a nivel social, que prefieres mirar para otro lado en lugar de tomar una decisión incómoda y dolorosa.

Es común excusarse con frases como “es que hay familia de por medio” o “no podré ser autosuficiente”.

Si te embarcaste en tu relación en un momento de debilidad o baja autoestima, es probable que tomaras la decisión desde la necesidad y no desde la elección. Del mismo modo que si tu relación fue buena en un principio, pero actualmente no eres feliz junto a tu pareja, probablemente pueda haber un alto grado de miedo a la soledad y codependencia.

Echar la vista atrás y sentir una gran nostalgia por tu vida antes de estar en pareja o por cómo era al inicio de tu relación, puede ser una señal de que tu pareja no te satisface

¿Es posible frenar el proceso de deterioro y enfriamiento que se ha iniciado en una crisis de pareja?

Al igual que puedes amortiguar el proceso de envejecimiento, proteger un libro del sol, y aplicar cuidados a tu cabello, también puedes trabajar una crisis de pareja de manera activa.

La PSICOLOGÍA y la PSICOTERAPIA DE PAREJA te aportan el conocimiento que necesitas saber sobre ti, y arrojan claridad sobre tu relación:

  • Fortaleces tu autoestima para así liberarte del miedo y la dependencia, eligiendo libremente si lo que deseas es continuar con tu relación o ponerle fin.
  • Aprendes a entender tus relaciones de pareja del pasado y del presente. Dejas de vivir el amor desde la pura emocionalidad, y pasas a ser más consciente de tus decisiones, tus comportamientos y sus consecuencias.

Cuando te aferras a una relación vacía y que no te hace feliz, lejos de ser algo inofensivo, daña tu autoestima y autoconcepto, el mensaje que lanzas a tu subconsciente es:

“esto es lo mejor a lo que puedes aspirar”.

SALVARTE A TI ES TAN, O MÁS IMPORTANTE QUE SALVAR TU RELACIÓN.

Si sientes que empiezas a tener ansiedad por comer debido al malestar que te genera dicha situación puedes leer este otro artículo.

Este otro artículo contiene un test para saber si necesitáis terapia de pareja y las principales razones por las que acudir y pedir ayuda profesional.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, si te ha gustado el post y crees que le puede ser útil a alguien que conozcas y esté atravesando una crisis de pareja, compártele este artículo. Colaborar y ayudar es uno de los elementos que más nos satisface como seres humanos.

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