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¿Soltera o en pareja? Una buena pregunta…
¿Llevas tiempo evitando la palabra “sentimientos” y “pareja”? ¿A ratos sientes que te gustaría abrir tu corazón y a ratos te dices a ti misma que ni loca? ¿Te preguntas: mejor soltera o en pareja?
Estar soltera ya no es motivo de juicio. Y, aunque algunas personas se empeñen en perpetuar un estigma social dañino y excluyente, seamos sinceras, es un estigma que va cuesta abajo y sin frenos.
Entonces, ahora que el estigma social sobre las mujeres solteras está a punto de desaparecer…
¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta una mujer que decide no casarse ni tener hijos?
Dependerá de la historia y situación de cada persona claro.
Pero si estás leyendo estas páginas es porque quizás, la Sra. Duda ha tocado la puerta de tu pisito de soltera.
¿Te abruma la palabra sentimientos, pero a su vez te pica el gusanillo de qué pasaría si te lanzaras? ¿Vives entre el quiero-no quiero-puedo-no puedo?
Los motivos para llevar una vida de soltera son muchos y todos muy válidos.
Pero hay algunos días en los que flojeas y te reprochas a ti misma que no te puedes permitir flaquear, porque no puedes soltar tu papel de mujer autosuficiente, independiente y todoterreno.
La soltería elegida conscientemente es un regalo. Pero puede que empieces a dudar del motivo real por el que te perpetúas como la soltera del grupo: ¿miedo disfrazado o elección?
Mi objetivo con este artículo no es convencerte de nada, ya que no hay ninguna opción correcta o incorrecta. Quiero invitarte a la reflexión y ayudarte a identificar cuáles son los motivos reales de tu decisión para estar soltera o en pareja.
¿Te has preguntado alguna vez cómo percibes las relaciones sentimentales?
¿Ves las relaciones como realmente son?
¿O lo haces a través de tus gafas de experiencias pasadas, creencias y miedos?
Aquí te cuento 5 motivos que te harán reflexionar sobre tu soltería:
1. Tu primer referente
Tus padres o tutores fueron tu primer ejemplo de relación y, por lo tanto, el que tomaste como referencia.
¿Recuerdas cuando ibas a casa de una amiga y se reía de ti por mezclar el kétchup con la mayonesa, pero para ti era lo más normal del mundo? Es que, tu mundo se compone de aquello que conoces.
Si tus padres o tutores sufrían celos enfermizos, para ti lo “normal” es que en una relación hayan celos. Si creciste viendo a tu madre coaccionando la libertad de tu padre (o viceversa), tu cerebro relaciona de manera directa las relaciones con la falta de libertad.
Revisar tu infancia y la información que recibiste es clave para que puedas entender si percibes a una posible pareja como crecimiento y libertad, o como limitación y sufrimiento.
Si creciste viendo relaciones dolorosas es probable que tu subconsciente haya asimilado que eso es lo que conlleva una relación, y por lo tanto lo rechaza.
2. He dicho que no quiero ninguna relación
Cuando se trata de compartir tiempo-espacio-energía (e intimidad) con otra persona, es inevitable hacerse la pregunta del millón: ¿Qué somos? Y tú, como soltera proclamada, está claro que lo de “ser novios” no va contigo.
Así que… “mejor no seamos nada” y a otra cosa mariposa.
Pero, ¿y si hay algo más allá de ese tipo de relación que tú conoces?
Las relaciones sin etiquetas son cada vez más comunes, pero eso a tu cerebro diseñado para categorizar y rellenar cualquier hueco en blanco, no le gusta nada.
Por eso, si sientes que no quieres zambullirte en una relación “al uso”, quizá te ayudaría explorar otros horizontes y encontrar un tipo de relación que se adapte a ti.
Cada vez es más común encontrar tipologías de parejas muy diversas: relación abierta, swingers, poliamor…
Al igual que le dedicas tiempo a arreglar tu pelo o a aprender un nuevo idioma, ¿por qué no dedicar algún tiempo a estudiar desde dónde te relacionas tú?
3. Mejor no, que duele
¿Te suena de algo?
Claro, estás programada para huir del peligro y del dolor (de cualquier tipo). Además, a tu cerebro se le da especialmente bien una cosa: relacionar sucesos.
Es decir, imagina que estás conociendo a alguien y de repente no te contesta durante digamos, 24 o 36 horas.
A priori, no parece nada de lo que debas preocuparte, pero si en tu anterior relación te castigaban con la ley del hielo (no contestar a modo de reproche), es probable que tú, varios años después, relaciones de manera directa la falta de contestación con un suceso traumático y del que debes huir para protegerte.
Tomar consciencia sobre por qué reaccionas de una determinada manera, y si existe una manera diferente, te ayudará a romper patrones de comportamiento que te generan ansiedad y dolor. Y también te ayudará a diferenciar entre tus experiencias pasadas y lo que tienes realmente en el presente.
4. Cumplir expectativas como validación constante
Querer encajar y sentirte aceptada (en una tribu, en un grupo, en una familia…) es una necesidad de la que, como ser humano, no puedes librarte.
Sí, incluso las personas más independientes como tú tienen esta necesidad de afiliación.
- ¿Sientes que si abandonas o cambias tu filosofía de vida alguien se sentirá defraudado? ¿O tienes miedo a posibles juicios?
- ¿Qué diría tu familia si de repente decides que lo que te hace feliz es compartir tu vida con dos personas o que simplemente quieres estar sola?
- Y si de repente decides que te encantaría casarte por todo lo alto y por la iglesia… ¿Cómo se sentiría tu padre con lo orgulloso que estaba de su hija independiente y atea?
En muchas ocasiones nos vemos forzadas a cumplir con determinados patrones que nos vienen dados por defecto (sociedad, familia, amistades…), pero elijas lo que elijas en cada momento de tu vida, siempre tendrá sentido en el momento en el que lo eliges. Y tus preferencias pueden cambiar con el tiempo.
Déjame recordarte algo…
No tienes ninguna obligación de ser la persona que fuiste ayer, ni siquiera la persona que tantas veces te han recordado que tienes que ser.
5. Te quieres o… no te quieres
Ahora estarás pensando… “Pero… Si justamente estar soltera por elección significa que gozas de gran amor propio. Si no fuera así, buscaría a alguien que llenara mis vacíos emocionales”.
Esto te va a sorprender, pero… a veces, apretar el puño con fuerza para no soltar la soltería, puede esconder una baja confianza en ti misma.
Mostrar tus sentimientos a otra persona también significa: sentirte vulnerable, saber poner límites, tomar decisiones dolorosas, descubrir carencias…
Si la confianza en ti misma no es lo suficientemente fuerte, es posible que evites exponerte a situaciones que puedan sobrepasarte.
No confundas interdependencia con codependencia:
- Cuando te relacionas desde la interdependencia, eres consciente de que como ser humano necesitas construir relaciones personales sanas, pero sin perderte a ti por el camino.
- La codependencia tiene lugar cuando te pierdes a ti por miedo a perder a otros. Es decir, condicionas tu vida en función de la otra persona, y ya no sabes dónde está la línea que te diferencia a ti del otro/a.
Di SÍ a la interdependencia: a las relaciones que te ayudan a crecer mental, emocional y espiritualmente.
Para entender(te) mejor y descubrir si tomas las decisiones desde la libertad o desde el miedo…
- Escribe a diario cómo te sientes.
- Reserva unos minutos de tu día a leer sobre desarrollo personal y/o relaciones personales.
- Confía en un profesional de la psicoterapia para empezar a vivir tus relaciones desde la autenticidad, la libertad, la tranquilidad y el amor propio.
“Hay tantas formas de amor como momentos en el tiempo”. Empezando por el que te das a ti misma.
Jane Austen
Tal vez estés en pareja y tengas dudas porque estéis pasando por una mala época, en este link hablo sobre diferentes síntomas de crisis de pareja.
¿Conoces la anuptafobia? es el miedo irracional a la soltería, este artículo habla de ello.
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Hola, soy Mónica Sánchez, Psicóloga Clínica experta en vínculo psicoemocional, ansiedad/estrés, violencia de género y relaciones familiares y de pareja.
Escucho constantemente cómo mis pacientes califican de «magia» lo que experimentan durante el proceso de terapia. No se trata de suerte ni de trucos, sino de ciencia y vocación.
Si tu sufrimiento te supera, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Te aportaré un espacio de tranquilidad y libre de juicios, donde poder trabajar en intimidad.
Estaré aquí, disponible para cuando lo necesites. Puedo ayudarte a superar tu malestar personal.
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Un abrazo.